20 percepciones en dos años de Buenos Aires

Hace unas semanas mi amigo Marciano me pidió que escribiera para su blog de viajes cinco cosas que tienen que saber los brasileros que vienen a Buenos Aires y me gustó la metodología. Así que para celebrar mis dos años en la capital porteña, decidí hacer una lista aún más grande de curiosidades de la ciudad/país y de su pueblo. Recordando que esto es solamente mi percepción de la realidad, que puede no ser la misma de otro brasilero que vive acá y menos aún la de un argentino.


1 - Siempre dicen a los brasileros que nos gusta mucho abrazar y besar para saludar a la gente, pero eso pasa porque quien lo dice no conoce a los argentinos. En la oficina en donde trabajo soy siempre de las primeras a llegar y hasta que no estén todos resulta difícil concentrarme en el trabajo. Todos pasan para saludar con un beso. Todos los días. Y con los compañeros que trabajan más cerca lo común es también un beso a la hora de irse.


2 - Lo mismo pasa a la hora de comer. Todos los que ingresan al comedor cuando estás almorzando te van a decir “buen provecho” y vos obviamente tenés que responder “gracias” cuando puedas tragar tu comida.


3 - La entrada para los boliches son muy baratas y muchas veces son gratis. Al menos las que frecuento yo. Casi ninguna cobra hasta determinado horario, algunas sólo necesitan que mientas que estás en la lista y otras exigen que hables un ratito con el RR.PP., pero eso no es muy difícil, ya que ellos están por todos lados y hasta podés hacerlo por Facebook. Si por casualidad te cobren unos $150, probablemente te den un papelito que vale un trago o una cerveza.


4 - En el colectivo o subte si entra alguien mayor, con alguna discapacidad o embarazada y no hay lugar para sentarse, la misma persona, o alguien que esté parado, va decir “alguien puede levantar para que la señora pueda sentarse?”. Los niños también tienen preferencia. Así que si sube una mamá con dos hijos chiquitos, mejor que te vayas levantando para que los nenes se sienten.


5 - Los diarios de acá dan un poco de vergüenza de ser periodista. El tiempo que los medios teóricamente serios pierden hablando de la farandula es espantoso y casi todo viene de las redes sociales. “Cliente escracha en Facebook restaurante que le cobró demás” y listo, ningún cuestionamiento al establecimiento. El descaro del click bait en todos los títulos es igualmente impresionante.


6 - La mayoría de la gente acá está siempre reclamando que no tiene plata, que el sueldo no llega ni hasta la mitad del mes, que Macri está llevando todos a la pobreza, pero las fotos de sus vacaciones son en Marruecos, EE.UU., México, Brasil o Colombia. Acá prácticamente no existe la posibilidad de no viajar (para algún lugar bien lejano) en las vacaciones.  


7 - En Buenos Aires uno necesita ser muy pobre o muy canuto para comprar productos de segunda o tercera marca en el supermercado. Hay un poco de orgullo en poner los mejores fideos o la leche más cara en el changuito.


8 - Por otro lado, y hablo principalmente de la gente de mi edad, en general los porteños no les importa mucho mucho con tener auto o “bienes”. Pocos tienen coche o poseen licencia para manejar. Si no tienen auto, no hace falta la licencia, ¿no? Algunos se sorprenden cuando digo que yo tengo licencia, aunque nunca tuve auto y no manejo desde hace años. Tampoco les importa mucho vivir en los barrios menos “selectos”, y si vivís en uno de esos sos “cheto”, aunque tu sueldo sea inferior.


9 - Las prepagas (u obras sociales) acá son excelentes. Sé que la mía es de las mejores, pero en general nunca vi nadie reclamar que tuvo que esperar cuatro meses para conseguir un turno en un dermatólogo, que la prepaga no cubrió algún procedimiento o que quedó tres horas pudriéndose en la guardia cuando necesitaba atención urgente. Muchas dan medicamento gratis a los pacientes o dan muy buenos descuentos.


10 - Hablando en salud, el examen médico de ingreso o preocupacional acá es completísimo. En Brasil te toman la presión, te hacen cinco preguntas y listo, chau. Acá el estudio incluye electrocardiograma, rayos x del tórax, estudio de orina, de sangre y un cuestionario de tres páginas.


11 - En las fiestas de casamiento los argentinos tienen la costumbre de hacer algo que llaman de “carnaval carioca”. No, no tiene nada que ver con el Carnaval de Río de Janeiro. Es solamente un lío con adornos de plástico, máscaras, pelucas y una música medio rara que definitivamente no es samba.


12 - Es muy raro que entres en un edificio en Buenos Aires y el ascensor sea automático. El edificio debe ser bastante nuevo para, como menos de 15 años, para tener uno. Si no es así, vas a tener que abrir las dos puertas vos mismo.


13 - Otra costumbre interesante y que me encanta son las bañeras en los baños. Para impedir que el piso se moje, sin embargo, olvidate del box. Lo más común son las cortinas de plástico y tela. O sea, acá no tenés que ser rico para tener una bañera y tampoco ser pobre para tener una cortina de plástico.


14 - La ducha eléctrica es algo que definitivamente no se encuentra por acá, lo que me parece maravilloso. Todo acá funciona con gas natural, que imagino que es más barato que la electricidad, y aun te da aguita caliente en todas las canillas a la hora que quieras. Ah, el gas también hace funcionar las estufas que son… a gas.


15. Y hablando en estufa, es increíble la preparación que hay acá para el invierno. Muchos edificios cuentan con calefacción central, que calienta el piso y el techo, y cuando no la poseen, están las estufas a gas. En los bares y restaurantes las estufas funcionan inclusive afuera. O sea. hace cinco grados pero vos estás re tranqui comiendo en la vereda, sin campera.


16 - Al contrario de lo que nos hacen creer, ellos también comen arroz, no tanto como los brasileros, pero es más común de lo que se piensa, principalmente si cocinan en casa. La diferencia es como lo hacen. No sé si es una manera que también usan en Brasil, pero yo no la conocía. Ellos cocinan el arroz como si fueran fideos, hasta lo cuelan al final. Pero no me gusta su consistencia.


17 - En los dos años que vivo acá ya pasé por más situaciones incómodas en restaurantes que en los últimos diez que viví en Brasil. Cosas como recibir el sandwich de pollo sin el pollo, ir acompañada, esperar una hora y recibir solamente uno de los pedidos (el mío) y tener que comer sola hasta que venga el otro, pedir papas fritas como acompañamiento y recibir puré de calabaza, sin poder cambiar porque “va a tardar mucho”. Obvio que errores ocurren en todo lado, este no es exactamente el problema. Pero creen que en alguna de esas veces alguien me pidió disculpas? Esto es lujo por acá cuando el tema es “atención al cliente”.


18 - Dicen que hace unos años Buenos Aires era de las ciudades que nunca duermen, y me quedo pensando, ERA? Para mi sigue sin dormir. La cantidad de lugares abiertos las 24 horas aún me sorprende. Sólo en la zona que vivo hay por lo menos un kiosco, un café/restaurante, una florería y un McDonalds que no cierran. Sin hablar de los colectivos, que no paran nunca.


19 - La pronunciación de algunas palabras en portugués o inglés es muy difícil para la mayoría de los argentinos. La jota, por ejemplo, el 99% de los argentinos que conocí no logra pronunciarlo en las palabras en portugués. Yo soy Shuli y listo. Y de nada sirve pasar horas intentando hacerlos notar la diferencia entre “Juli” y “Shuli”, para ellos el tono es el mismo. Es muy gracioso.

20 - Es muy difícil aburrirse en Buenos Aires y esta es una las razones que me hicieron elegirla para vivir. No hace falta gastar mucha plata para salir de casa y divertirse, ver algo distinto, comer buena comida y tener experiencias lindas todos los días.

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